Autor(es): Holly Jonas, Colleen Corrigan, June Rubis, Leila Vaziri Zanjani


Extracto del resumen ejecutivo

La pandemia de la COVID-19 ha sacado a la luz los vínculos estrechos que existen entre la salud humana y la del planeta, a la vez que puso al descubierto la crisis de inequidad a nivel mundial. Al mismo tiempo, hay una gran cantidad de evidencia que sugiere que los Pueblos Indígenas y las comunidades locales son fundamentales para mantener la diversidad de la vida en la Tierra (p. ej., IPBES, 2019; FAO y FILAC, 2021; FPP et al., 2020). Mientras los estados nación se preparan para cumbres importantes de la ONU como la del Convenio sobre la Diversidad Biológica y la Convención Marco sobre el Cambio Climático, que ocurrirán a fines de 2021, una pregunta central es si aprovecharán esta oportunidad para hacer algo realmente transformador que aborde la crisis internacional de la que surgió la pandemia y para garantizar un planeta seguro, saludable y sostenible para todos.

Se estima que los Pueblos Indígenas y las comunidades locales poseen, bajo sistemas consuetudinarios, al menos el 50 % de la tierra del mundo; sin embargo, sus derechos solo han sido reconocidos formalmente en una pequeña porción de las tierras reclamadas (RRI, 2015). En Latinoamérica y el Caribe, los Pueblos Indígenas y tribales gestionan entre 330 y 380 millones de hectáreas de bosques (Fa et al., 2020). Estos albergan más de la octava parte de todo el carbono de los bosques tropicales del planeta y una gran cantidad de las especies de plantas y animales en peligro de extinción del mundo. Casi la mitad (45 %, más precisamente) de las grandes áreas silvestres de la cuenca del Amazonas se encuentran en territorios Indígenas y varios estudios han concluido que allí la tasa de deforestación es más baja y el riesgo de incendios forestales es menor que en las zonas protegidas por el estado (FAO y FILAC, 2021).

A pesar de esto, a menudo los Pueblos Indígenas y las comunidades locales tienen que enfrentar intereses políticos y económicos que se superponen y buscan ya sea proteger la naturaleza o explotarla dentro de sus tierras y territorios. Los actores encargados de la conservación, tanto públicos como privados, no han implementado adecuadamente los compromisos basados en los derechos existentes, y el reconocimiento genuino y el apoyo concreto a los derechos de los Pueblos Indígenas y de las comunidades locales y sus roles en la conservación es aun relativamente marginal (Tauli-Corpuz et al., 2020). Estos grupos no solo deben soportar cada vez más amenazas provenientes de las industrias nocivas que están instaladas en sus territorios, sino que también deben hacerlo para defenderse de estas industrias. En 2019, 212 personas fueron asesinadas por oponerse a la destrucción ambiental, de las cuales el 40 % eran Indígenas (Global Witness, 2020). Los Pueblos Indígenas y las comunidades locales corren mayor riesgo en los lugares en los que el reconocimiento a sus derechos y sistemas de gobernanza es inadecuado y donde no reciben apoyo político y legal (IPBES, 2019).

Una de las mayores oportunidades para catalizar cambios transformativos de un nivel local a uno mundial es apoyar a los Pueblos Indígenas y a las comunidades locales para garantizar sus derechos humanos en general y, en particular, sus derechos a la autodeterminación de los sistemas de gobernanza, culturas y tierras y territorios colectivos.[1] Aunque no existen panaceas, podría decirse que este es un “eslabón perdido” clave en los esfuerzos para ocuparse de la crisis climática y de biodiversidad, como también contribuiría a prioridades como la justicia social y el desarrollo sostenible. En concreto, sería también una manera factible, rentable y equitativa de cumplir con los compromisos de conservación de la naturaleza, incluso bajo el próximo marco global para la biodiversidad posterior a 2020 (RRI, 2020). En el presente, estos temas tienen un grave déficit de financiación y los fondos que llegan directamente a manos de los Pueblos Indígenas y las comunidades locales son escasos. En los últimos diez años, menos de un 1 % de la asistencia financiera para temas vinculados al cambio climático apoya la tenencia de tierras y la gestión de los bosques Indígenas y locales. Por otro lado, probablemente solo una pequeña parte de este porcentaje llegue a los Pueblos Indígenas y las comunidades locales, ya que casi todo el dinero es canalizado a través de bancos multilaterales de desarrollo y como parte de grandes proyectos (Rainforest Foundation Norway, 2021).

Resumen de Territorios de vida: Informe 2021

Territorios de vida: Informe 2021 es un análisis a nivel local y mundial de los territorios y las áreas conservadas por Pueblos Indígenas y comunidades locales (abreviadas en ocasiones como “TICCA” o “territorios de vida”). Este enfoque de escala múltiple entrelaza diversas perspectivas, visiones y nuevos hallazgos sobre el fenómeno mundial de base de territorios de vida, a la vez que crea un espacio para matices y complejidades. En general, este informe se suma a un volumen creciente de bibliografía acerca del rol indiscutible que tienen los Pueblos Indígenas y las comunidades locales para garantizar un planeta saludable para todos y las acciones urgentes requeridas para apoyarlos.

En el primer nivel de análisis, este informe presenta diecisiete territorios de vida de cinco continentes y se centra en cómo los Pueblos Indígenas y las comunidades locales contribuyen a la diversidad de la vida en la Tierra gracias a sus sistemas de gobernanza y prácticas culturales únicas. Varios de estos estudios de caso tienen como coautores a líderes Indígenas o de la comunidad o a sus organizaciones, y reflejan muchos años de trabajo colectivo por parte de los pueblos y las comunidades involucradas.

Luego, el informe escala a cinco análisis nacionales y uno subregional de algunos de los principales ejemplos de iniciativas de base y de políticas nacionales y reconocimiento legal de los derechos de los Pueblos Indígenas y la conservación comunitaria. Estos incluyen a los países de seis estudios de caso de determinados territorios de vida en los cuales basarse para conectar los análisis locales y mundiales.

Finalmente, el informe amplía aún más su mirada hacia el análisis geográfico global más actualizado acerca de cuánta de la superficie del planeta es conservada por Pueblos Indígenas y comunidades locales, el cual fue producido en colaboración con el Centro de Seguimiento de la Conservación Mundial del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP-WCMC, por sus siglas en inglés). Este análisis geográfico incorpora información de varias fuentes que están descritas más detalladamente en ese informe. En efecto, este análisis se concentra en un subconjunto del total de las tierras y los territorios que los Pueblos Indígenas y las comunidades locales se encuentran conservando activamente.

El presente documento resume las principales conclusiones de todos estos componentes a través de los tres niveles de análisis, los cuales fueron producidos en su totalidad específicamente para este informe de 2021. No proporciona un análisis amplio de otra bibliografía e iniciativas fuera de los componentes producidos para este informe. Este resumen ejecutivo presenta recomendaciones generales y específicas para el marco global para la biodiversidad posterior a 2020 que está siendo negociado bajo el Convenio sobre la Diversidad Biológica de la ONU.

Hallazgos principales de Territorios de vida: Informe 2021

  1. Los Pueblos Indígenas y las comunidades locales desempeñan un papel muy importante en la gobernanza, la conservación y el uso sostenible de la biodiversidad y la naturaleza del mundo. Además de proteger y conservar de forma activa una asombrosa diversidad de especies, hábitats y ecosistemas importantes a nivel mundial, proveen la base para tener agua y aire limpios, comida saludable y medios de sustento para gente que vive más allá de sus fronteras.
  1. Las grandes contribuciones que los Pueblos Indígenas y las comunidades locales realizan para tener un planeta saludable se encuentran enraizadas en sus culturas y en sus tierras y territorios colectivos. Las profundas relaciones entre sus identidades, sistemas de gobernanza y las otras especies y seres espirituales con quienes coexisten son parte de su esencia. De este modo, están también contribuyendo significativamente al patrimonio cultural y lingüístico, tangible e intangible, de todo el mundo.
  1. El análisis geográfico global muestra que los Pueblos Indígenas y las comunidades locales son los guardianes de facto de muchas áreas protegidas y conservadas que son gobernadas por el estado o por privados. Asimismo, conservan una gran proporción de la naturaleza y las tierras ubicadas fuera de estas áreas. Sin embargo, el sector de la conservación tiene un legado histórico y continuo de contestación hacia los Pueblos Indígenas y las comunidades locales que depende del grado en que sus derechos, sistemas de gobernanza y formas de vida son reconocidas y respetadas. Esto plantea tanto un desafío como una oportunidad para el rumbo futuro de los esfuerzos de conservación locales a globales.
  1. Los Pueblos Indígenas y las comunidades locales están en la primera línea de la resistencia ante los principales responsables industriales de la pérdida de biodiversidad en el mundo y del colapso climático, y frecuentemente son objeto de represalias y violencia por ello. Junto con otros retos, estos factores estresantes pueden tener efectos acumulativos y complejos que, a su vez, generan amenazas a largo plazo a sus vidas, culturas y resiliencia. Sin embargo, continúan resistiendo y respondiendo a estas intimidaciones de diversas maneras.
  1. Aún frente a amenazas enormes, los Pueblos Indígenas y las comunidades locales tienen una resiliencia y determinación extraordinaria para mantener su dignidad y la integridad de sus territorios y áreas. Se están adaptando a contextos muy cambiantes y están usando diversas estrategias para garantizar sus derechos y sus tierras y territorios de vida colectivos. Han logrado, aunque no sin contratiempos, avances claves y aún persisten en la búsqueda de autodeterminación, autogobernanza, paz y sostenibilidad

En el resumen ejecutivo , cada una de estas conclusiones principales está respaldada por evidencia relevante proveniente de: (a) los estudios de caso de territorios de vida en específico; (b) los análisis nacionales y regional; y (c) el análisis geográfico global coproducido con el Centro de Seguimiento de la Conservación Mundial del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP-WCMC, por sus siglas en inglés).

Conclusiones y recomendaciones

A medida que las negociaciones se intensifican en vista de las conferencias de la ONU sobre biodiversidad y clima que ocurrirán a fines de 2021, ha llegado la hora de reconocer a los Pueblos Indígenas y a las comunidades locales como los verdaderos agentes de un cambio transformador. Son tan importantes en el mantenimiento de la diversidad de la vida en la Tierra que sería imposible abordar las crisis de biodiversidad y climática sin tenerlos en cuenta. Podría decirse que el apoyo a los Pueblos Indígenas y a las comunidades locales para garantizar sus tierras y territorios de vida colectivos y una mínima serie de derechos es un eslabón clave que falta en los compromisos mundiales y en su ejecución a nivel nacional. Son de particular importancia los derechos a la autodeterminación, los sistemas de gobernanza, las culturas y formas de vida; así como los derechos al acceso a la información, a la justicia y a participar en procesos de toma de decisiones relevantes.

En términos prácticos, buscar el cumplimiento de estos objetivos requiere un incremento sustancial de apoyo social, político, legal, institucional y financiero para los Pueblos Indígenas y las comunidades locales. En primer lugar, por parte de los gobiernos estatales o nacionales, pero también de instituciones financieras públicas y privadas. Es hora de que los movimientos sociales y las organizaciones civiles que trabajan en las áreas de los derechos humanos, la conservación, la justicia climática y los temas relacionados a las tierras se unan en este esfuerzo colectivo. También desempeñan un rol fundamental abogados, defensores legales, investigadores, periodistas, comunicadores y otras personas con conocimientos especializados.

Las recomendaciones generales de Territorios de vida: Informe 2021 son:

  1. Reconocer y respetar el papel preponderante de los Pueblos Indígenas y las comunidades locales para mantener un planeta saludable, y las profundas relaciones culturales y espirituales y los sistemas de gobernanza en los que se basan para hacerlo.
  1. Apoyar a los Pueblos Indígenas y a las comunidades locales para garantizar sus tierras y territorios colectivos, fortalecer sus sistemas autodeterminados de gobernanza y mantener sus culturas y formas de vida según sus propios criterios. Esto requiere de reformas significativas en los sistemas jurídicos y políticos nacionales, así como también en los sistemas financieros y económicos internacionales.
  1. Incorporar y defender los derechos humanos (incluidos los de los Pueblos Indígenas y los de otros grupos específicos, cuando sea relevante) en todas las políticas, leyes, instituciones, programas y procesos de toma de decisiones que afecten a los Pueblos Indígenas y a las comunidades locales, tanto a nivel internacional como local.
  1. Detener a los responsables de la pérdida de la biodiversidad y el colapso climático y frenar las amenazas y la violencia ejercida contra los pueblos y las comunidades que están defendiendo nuestro planeta.
  1. Desarrollar el financiamiento basado en los derechos humanos como una herramienta clave para la ejecución equitativa y efectiva de los compromisos mundiales, incluido el relacionados a la biodiversidad, el clima y el desarrollo sostenible.

En el corto plazo, hay varias oportunidades para el diálogo, el liderazgo y la convergencia en la negociación y la ejecución de la fase inicial del marco global para la biodiversidad posterior a 2020. El borrador preliminar actualizado del marco posterior a 2020 manifiesta que se debe “impulsar una acción urgente y transformadora”. Sin embargo, los primeros borradores distan mucho de esto. Se necesita una ambición mucho mayor y compromisos más fuertes en cuatro áreas en particular:

  1. Reconocimiento explícito a los Pueblos Indígenas y a las comunidades locales por su gran papel en la protección y la conservación de la naturaleza. No hay acuerdo aún sobre si esto debe ser el centro de una meta completamente nueva o si debe ser incorporado a una ya existente (como por ejemplo Meta 1, 2 o 20)
  1. Posicionamiento de los derechos humanos en el núcleo del marco posterior a 2020 incluyendo:
  • El reconocimiento y la protección de los derechos humanos en general;
  • El reconocimiento y la protección de derechos específicos de grupos particulares como Pueblos Indígenas, campesinos, mujeres, jóvenes y personas que defienden los derechos humanos y el ambiente;
  • La incorporación de garantías básicas para prevenir violaciones a los derechos humanos y asegurar el cumplimiento de ciertas metas de especial preocupación (incluida la Meta 2);
  • La incorporación de indicadores relacionados a los derechos humanos en la supervisión del marco, con un desglose de datos para Pueblos Indígenas, comunidades locales y mujeres; y
  • La utilización de un enfoque basado en los derechos humanos para desarrollar y ejecutar las Estrategias y Planes de Acción Nacionales para la Biodiversidad y las leyes, las políticas y los programas relacionados a nivel nacional y subnacional.
  1. Mayor ambición en las metas que buscan detener a los responsables de la pérdida de la biodiversidad; por ejemplo, identificando explícitamente a las industrias más nocivas y comprometiéndose a desinvertir en ellas lo antes posible, inclusive eliminando el 100 % de incentivos perniciosos para el 2025 (Meta 17). Estos asuntos son una oportunidad de movilización para varios grupos que se encuentran interrelacionados, como aquellos relativos a los Pueblos Indígenas, los derechos humanos, la salud del planeta, la justicia climática y las economías alternativas.
  1. Incremento del apoyo político y financiero para la filantropía dirigida por los Indígenas, y mecanismos de financiación apropiados que lleguen directamente a manos de los Pueblos Indígenas, las comunidades locales y sus organizaciones. Esto demanda de garantías de derechos humanos y de mecanismos de rendición de cuentas para la financiación de iniciativas que sean ejecutadas por entidades gubernamentales y privadas.

[1] A pesar de que los Pueblos Indígenas y las comunidades locales a menudo se consideran como un conjunto teniendo en cuenta la estrecha relación entre sus culturas y territorios, existen claras diferencias entre ellos en el marco de la ley internacional. Consulte el Anexo 3 (“La distinción legal entre los derechos de los Pueblos Indígenas y los de las comunidades locales”) del análisis geográfico global de este informe. Disponible en línea en: https://report.territoriesoflife.org/es/analisis-global/.